Las adicciones no pueden explicarse únicamente como una disfunción cerebral. Es fundamental considerar también los factores sociales, psicológicos, culturales y contextuales que influyen en su desarrollo. Enfocarlas solo desde la neurobiología reduce su complejidad y desatiende la experiencia emocional y conductual de las personas afectadas. Por ello, se requiere una perspectiva biopsicosocial que permita intervenciones más integrales y adaptadas a cada caso.
Trauma psicológico: una herida invisible
El trauma temprano y las adversidades infantiles afectan la capacidad de manejar el estrés, aumentando la vulnerabilidad en la adultez. Las relaciones familiares y comunitarias de calidad pueden mitigar estos efectos. Las adicciones, influenciadas por el entorno, a menudo reflejan sistemas cerebrales desadaptativos ligados a heridas emocionales, lo que subraya la importancia de comprender estos vínculos para un tratamiento efectivo (Merino, 2023).
Según la CIE-10, el trastorno de estrés postraumático debe diferenciarse de otros diagnósticos, como el trastorno adaptativo, cuando los eventos no cumplen con los criterios clínicos. El consumo de sustancias puede agravar el cuadro, y si los síntomas se ajustan mejor a otro trastorno, debe priorizarse ese diagnóstico. Si el estrés agudo persiste más de un mes, podría evolucionar a estrés postraumático (Llorens et al., 2002).
El vínculo entre trauma y conducta adictiva
En el centro de la adicción está la persona, alguien cuya historia se ha fragmentado y que lucha por reconstruir su identidad. Para superar su conducta adictiva, necesita asumir su pasado, responsabilizarse de su presente y reconducir su futuro, un proceso que exige desaprender viejas narrativas y adoptar un lenguaje que permita expresar emociones y sentimientos profundos. Este camino implica abordar la pérdida y el duelo como herramientas clave para iniciar una nueva vida. En terapia, el pasado y el presente se reinterpretan, disminuyendo su poder sobre la conducta actual. Al integrar el duelo y el trauma como elementos fundamentales en la reconstrucción de la identidad, el proceso de ayuda permite a la persona transformar estas experiencias en pasos hacia su recuperación (Rivera, 2010).
La importancia de un enfoque terapéutico informado en trauma
El consumo de sustancias adictivas es un grave problema de salud pública, con altos índices de dependencia al alcohol y drogas ilegales. Aunque el abuso afecta a diversas poblaciones, especialmente a adolescentes y mujeres, el acceso a tratamiento es limitado. Las barreras incluyen el estigma, la negación y la falta de servicios adecuados. Es clave que los profesionales que trabajen con los pacientes estén formados específicamente en manejo de trauma y adicciones.
La psicología integradora es fundamental en el tratamiento de las adicciones, ya que aborda de manera holística los diversos factores que contribuyen a la adicción, incluyendo aspectos biológicos, psicológicos, sociales y emocionales. Los profesionales encargados de estos casos deben estar adecuadamente formados en trauma, ya que muchas adicciones están vinculadas a experiencias traumáticas no procesadas. Además, es esencial que adopten una perspectiva biopsicosocial, considerando no solo los aspectos fisiológicos del paciente, sino también su contexto social, familiar y emocional, para proporcionar intervenciones personalizadas y eficaces que favorezcan una recuperación integral.
Entre las intervenciones más utilizadas en este enfoque destacan:
- Terapia Cognitivo-Conductual centrada en el trauma, que ayuda a identificar pensamientos disfuncionales y trabajar estrategias de afrontamiento más saludables.
- EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular), utiliza el sistema natural de procesamiento del cerebro para tratar recuerdos negativos no procesados. Cuando un evento es demasiado perturbador, se bloquea y se almacenan emociones y creencias negativas. EMDR identifica esos recuerdos pasados y usa estimulación sensorial bilateral para reprocesarlos, aliviando los síntomas emocionales (Solvey y Ferrazzano 2014).
- Mindfulness y terapia basada en la compasión, que favorecen la reconexión con el cuerpo, el presente y una mirada más amable hacia uno mismo.
- Trabajo grupal y psicoeducación, que permiten comprender el vínculo entre trauma y adicción, compartir experiencias y construir nuevas formas de apoyo.
Trauma, adicción y estigma
El estigma social hacia las personas con adicción persiste debido al rechazo de la sociedad que sigue viendo la adicción como un vicio, sin comprender su naturaleza. Este estigma genera discriminación e inequidad social, afectando el acceso a servicios, educación y empleo. A pesar de los esfuerzos por sensibilizar a la población y mejorar la educación pública, aún se necesita un enfoque más específico, como los programas que incluyen a las personas afectadas y sus familias. Además, en el sector sociosanitario, la falta de sensibilización y formación puede llevar al rechazo hacia estas personas, especialmente si tienen comorbilidades o son mujeres (Mollá y Pastor, 2017).
Conclusión
La relación entre el trauma y las adicciones subraya la importancia de un enfoque integral que vaya más allá de la disfunción cerebral, considerando factores emocionales, sociales y psicológicos. El trauma temprano y las experiencias adversas pueden aumentar la vulnerabilidad a las adicciones, y abordar estos aspectos mediante terapias informadas en trauma, como la Terapia Cognitivo-Conductual o EMDR, es crucial para un tratamiento efectivo. Además, el estigma social que persiste en torno a las adicciones agrava la situación, dificultando el acceso a tratamientos adecuados y generando discriminación. Por lo tanto, es esencial adoptar enfoques terapéuticos que integren la comprensión del trauma y promuevan una mayor sensibilización social y profesional para facilitar la recuperación.
Bibliografía
Lloréns, R., Morales, E., De Vicente, T., & Calatayud, M. D. (2002). Estrés post-traumático y adicciones. Adicciones, 14(4), 487-490.
Lorente, S. M. (2023). Relación entre las adicciones y el trauma emocional desde el modelo biopsicosocial. Revista de psicoterapia, 34(126), 173-187.
Mollá, M. P., & Pastor, F. P. (2017). El estigma en la persona adicta. adicciones, 29(4), 223-226.
Rivera Acevedo, M. (2010). El manejo de la pérdida, el trauma y el proceso de duelo en la consejería a personas con abuso de sustancias. AnálisiS, 16(1), 19–30. https://doi.org/10.54114/revanlisis.v16i1.8730
Solvey, P., & de Solvey, R. C. F. (2014). EMDR: un nuevo abordaje terapéutico. Revista Argentina de Clinica Neuropsiquiatrica, 19(1), 23-30.
Redactado por Ariana Caballero, psicóloga en periodo de prácticas en Orbium Desarrollo