Los trastornos disociativos son alteraciones en la organización integrada de la identidad, la memoria, la percepción o la conciencia, que suponen una desconexión y una falta de continuidad entre ellos.

Los trastornos disociativos suelen surgir en reacción a un trauma y ayudan a mantener al margen de la conciencia los recuerdos más difíciles de procesar por su característica inquietante.

Imagen de una cabeza formada por piezas de puzle.

Síntomas

No todos los trastornos disociativos comparten los mismos síntomas, estos dependen del tipo de disociación de la que se trate. Aun así, hay ciertas características comunes:

  • Pérdida de memoria de ciertos sucesos, personas, períodos e información personal.
  • Percepción de que las personas y las cosas que te rodean están distorsionadas o no son reales.
  • Sensación de estar separado de uno mismo, física y emocionalmente.
  • Sentido confuso de la propia identidad.
  • Estrés significativo o problemas en las relaciones personales, trabajo y/u otros ámbitos importantes de la vida.
  • Incapacidad para afrontar bien el estrés emocional o profesional.
  • Problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, pensamientos y comportamientos suicidas

Prevalencia

La prevalencia se sitúa de manera aproximada en un 21% en la población clínica y entre un 5% y 10% en la población general. La probabilidad de que aparezca una disociación aguda o crónica después de vivir un evento traumático es muy alta, aproximadamente en el 70% de los casos, aunque lo más habitual es que los síntomas no duren más de unas semanas.

Tipos de trastornos disociativos

Según la 5ª edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), podemos distinguir los siguientes tipos de trastornos disociativos:

Trastorno de identidad disociativo

Perturbación de la identidad que se caracteriza por dos o más estados de la personalidad bien definidos, la cual implica una discontinuidad importante del sentido del yo y del sentido de identidad, acompañado de alteraciones relacionadas del afecto, el comportamiento, la conciencia, la memoria, la percepción, el conocimiento y/o el funcionamiento sensitivo-motor. También presenta lapsos recurrentes en la memoria sobre acontecimientos cotidianos, información personal importante, y/o sucesos traumáticos incompatibles con el olvido rutinario.

Amnesia disociativa

Incapacidad de recordar información autobiográfica importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante, que es incompatible con el olvido ordinario ni se puede justificar por la existencia de una enfermedad neurológica previa.

  • Con fuga disociativa: Se trata de un fenómeno raro que en ocasiones se produce en la amnesia disociativa. La persona tiende a deambular de forma desconcertada o vagabundear de forma desorientada. Una fuga puede durar entre horas y meses, e incluso más tiempo.

Trastorno de despersonalización/desrealización

Presencia persistente o recurrente de despersonalización, desrealización o ambas. En ambos casos se mantiene el sentido de la realidad.

  • Despersonalización: Experiencias de irrealidad, distanciamiento o de ser un observador externo respecto de los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones, el cuerpo o las acciones de uno mismo.
  • Desrealización: Experiencia de irrealidad o distanciamiento respecto al entorno.

Otro trastorno disociativo especificado

Presentaciones en las que predominan los síntomas disociativos, pero no cumplen con todos los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos disociativos. El clínico opta por comunicar el motivo específico del cuadro clínico. Por ejemplo:

  • Síndromes crónicos y recurrentes de síntomas disociativos mixtos: Trastorno de identidad asociado a interrupciones no demasiado intensas del sentido del yo y del sentido de entidad, o alteraciones de la identidad.
  • Trance disociativo: Reducción aguda o pérdida completa de la consciencia del entorno inmediato que se manifiesta como apatía o insensibilidad intensa a los estímulos del entorno. La apatía puede ir acompañada de comportamientos estereotipados mínimos de los que el individuo no es consciente y/o no controla, así como de parálisis transitoria o pérdida de la consciencia.

Trastorno disociativo no especificado

Presentaciones en las que predominan los síntomas disociativos, pero no cumplen con los criterios de ninguno de los trastornos de la categoría diagnóstica de los trastornos disociativos. El clínico opta por no especificar el motivo del incumplimiento de los criterios para un trastorno disociativo específico.

Causas

La causa principal suele ser una experiencia traumática, donde el cerebro no es capaz de procesar la carga emocional negativa tan fuerte de dicha experiencia. Normalmente, se manifiestan en personas que han sido sometidas a maltrato, tanto psicológico como físico, o a abusos sexuales durante su infancia. En este periodo, la identidad personal se está formando, por lo que, si un niño aprende a disociarse para sobrellevar una situación traumática, es muy probable que de adulto siga usando este mecanismo ante situaciones que le resulten estresantes.

Otras de las causas, aunque menos comunes, pueden ser las lesiones cerebrales o malformaciones en el encéfalo.

Factores de riesgo

El principal factor de riesgo a la hora de desarrollar un trastorno de tipo disociativo en la edad adulta es sufrir abusos, de cualquier índole, durante la infancia. Del mismo modo, vivenciar sucesos potencialmente traumáticos también aumenta la probabilidad de desarrollar un trastorno disociativo, así como haber tenido un vínculo desorganizado o inseguro con la principal figura de apego durante la infancia.

Redactado por Inés Sáez Carbajo, psicóloga en periodo de prácticas en Orbium Desarrollo.

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