Las doce fases del ciclo de la adicción social patológica
La adicción social, entendida como un deseo anómalo centrado en un ansia apetitiva irrefrenable y un comportamiento impulsivo repetitivo, está integrado por una serie de secuencias o fases. Algunas de estas fases, además, son características clínicas que se utilizan como criterios diagnósticos de la adicción social o comportamental.
El ciclo de la adicción social patológica está compuesto por doce fases o secuencias dinámicas, desarrolladas en un proceso longitudinal:
- Afición desmedida o apetito excesivo
- Organización existencial adictiva
- Pulsión incontrolable
- Síndrome de privación o renuncia
- Acto impulsional
- Sistema de recompensas
- Postsaciedad
- Contrarrecompensas
- Repetición de la impulsión adictiva
- Consecuencias nocivas
- Resistencia al cambio
- Recaídas y recurrencias
1- Afición desmedida o apetito excesivo
La primera fase de la adicción social, la inicial, es aquella en la que sucede el cambio entre una afición y una adicción. Se empieza a hacer un uso abusivo de la afición, pero sobre la que todavía no existe la pérdida de control. Esta afición abusiva puede ser entendida tanto por realizarla con mucha intensidad como por realizarla con una alta o excesiva frecuencia. De todas formas, la persona todavía es libre y tiene voluntad sobre su uso o abuso. Por otro lado, cabe remarcar que hay muchos individuos que se mantienen en esta fase de uso exagerado sin que ello implique que desarrollen un uso descontrolado o adictivo.
2- Organización existencial adictiva
La segunda fase es parecida a la anterior. Sin embargo, ya no encontramos capacidad de control sobre el objeto. En ésta, la afición exagerada empieza a intuirse como una relación anómala con el objeto dónde encontraremos que ya no existe control sobre el uso del objeto adictivo. Por lo tanto, el individuo ha perdido la libertad dedicándole mucho tiempo al pensamiento relacionado con el objeto mediante, por ejemplo, fantasías y preocupaciones sobre cómo conseguirlo. Además, empezaremos a observar un descuido de las responsabilidades de la persona hacia la familia, trabajo, ocio y demás.
3- Pulsión incontrolable
En la tercera fase de la adicción social, aparece el craving o ansia por el objeto que se ha desarrollado como adictivo. El craving puede aparecer de forma espontánea o por estímulos externos (algún acontecimiento estresante, sonidos o imágenes que recuerden al objeto, la hora del día, etc.).
4- Síndrome de privación o renuncia
Seguidamente y tras aparecer el craving, llegamos a la cuarta fase. Como el uso del objeto es descontrolado, aparecerán las ganas de hacer un uso controlado o de dejar de hacer un uso absoluto, a veces por iniciativa propia, por las circunstancias o por personas externas. Sin embargo, esta iniciativa generará en el individuo una intensa sobrecarga emocional de ansiedad o irritabilidad donde, incluso a veces, se pueden sentir síntomas parecidos al síndrome de abstinencia. Pese a la intencionalidad de la persona de dejar de hacer uso del objeto, lo único que conseguirá será aplazar su uso porqué, como la propia palabra adicción muestra, ya no hay libertad y autocontrol sobre el objeto.
5- Acto impulsional
En la quinta fase de la adicción social, se realiza el comportamiento que se intentaba controlar o no realizar en la cuarta. Además, la consumación del acto adictivo genera un alivio del malestar producido por el intento de renunciar al objeto.
6- Sistema de recompensas
La sexta fase se refiere a la dosis de placer inmediata que se obtiene tras realización del comportamiento adictivo. El placer obtenido tras la realización del comportamiento actúa como agente reforzante.
7- Postsaciedad
Cuando el placer y la exaltación desaparecen (fase 7), empieza a aparecer en el sujeto un estado de labilidad emocional, es decir, un estado emocional cambiante.
8- Contrarrecompensas
En la octava fase, aunque no siempre se expresa, observaremos en el sujeto la aparición de un sentimiento de culpa o vergüenza. La persona se siente culpable y/o avergonzado por la recaída en su adicción social. Este sentimiento de culpa actúa en forma de freno hacía el objeto o comportamiento. Sin embargo, con el transcurso del tiempo y consecutivas recaídas, la fuerza de esta fase, en forma de evitación, pierde su fuerza.
9- Repetición de la impulsión adictiva
La novena fase corresponde a la repetición de la acción o comportamiento adictivo. Además, en este momento del proceso adictivo encontramos el aumento de la frecuencia del acto o comportamiento para conseguir obtener el mismo efecto que se conseguía anteriormente. Dicho aumento corresponde al desarrollo de la tolerancia adquirida a nivel orgánico sobre los efectos que producen en el individuo.
10- Consecuencias nocivas
El desarrollo de las consecuencias negativas sobre la vida del sujeto pertenece a la fase décima: en ella observaremos consecuencias sobre la salud mental, la salud física e, incluso, sobre la salud social y familiar.
11- Resistencia al cambio
La negación de la enfermedad, como mecanismo psicológico de resistencia al cambio, integra la undécima fase. El sujeto adicto será capaz de ignorar los síntomas físico y psicológicos y rechazará un posible tratamiento mediante racionalizaciones de la conducta adictiva. La reiterativa negación de los sujetos interactúa como elemento encubridor, por lo que será difícil detectar la enfermedad.
12- Recaídas y recurrencias
En cuanto a la duodécima fase encontramos los períodos de empeoramiento de la enfermedad a través de recaídas. La dificultad en esta fase reside en las propias recaídas en sí: a medida que se repite una y otra vez los ciclos de cese en la acción o comportamiento adictivo con su consiguiente recaída, se acrecienta en el individuo enfermo una dificultad para detectar y reaccionar ante situaciones y emociones negativas que no sea a través del objeto adictivo.
Finalmente, hemos podido comprobar como con el paso del tiempo y con el desarrollo de la enfermedad adictiva, cada vez resultará más difícil para el individuo poder realizar un tratamiento terapéutico adecuado para recuperarse de la adicción social. De ahí surge la imperiosa necesidad de poner solución, cuanto antes posible, a esta silenciosa enfermedad.