Inicio » Noticias » Cuando la tecnofilia se convierte en un problema de salud global

En Orbium ya hemos hablado numerosas veces de diversos temas acerca de las nuevas tecnologías y la adicción a las mismas. Como bien sabemos, el desarrollo tecnológico ha tenido un gran impacto en nuestra sociedad en las últimas décadas, lo que ha conllevado al aumento del uso patológico de las nuevas tecnologías, sobre todo en la población adolescente.

Este gran desarrollo también ha supuesto la aparición de dos conceptos muy interesantes: la tecnofobia y la tecnofilia.

¿Qué es la tecnofilia?

Tecnofobia

Por un lado, la tecnofobia hace referencia al miedo o rechazo a las nuevas tecnologías [1]. Esto puede repercutir negativamente en las personas que lo padecen, ya que tiene grandes implicaciones en el día a día: perder oportunidades laborales, académicas o de ocio, o incluso perder puestos de trabajo.

Tecnofilia

Por otro lado, la tecnofilia vendría a ser el opuesto a la tecnofobia, refiriéndose a la promoción, aceptación y adherencia a las innovaciones tecnológicas.

Maldita.es publicó el pasado 31 de enero un artículo hablando sobre esta novedosa temática. En él destaca que Laura Cuesta Cano, experta en educación digital y profesora de cibercomunicación, explica que la tecnofilia se caracteriza por ‘la adopción temprana de las nuevas tecnologías, el uso intensivo de dispositivos digitales y apps, la creencia en que la tecnología tiene el potencial de resolver problemas importantes en la sociedad y un sentimiento de que la tecnología mejora la calidad de vida’.

¿Es la tecnofilia algo problemático?

Si nos fijamos en la definición de la Real Academia Española (RAE), la tecnofilia hace referencia a la afición por la tecnología. En un principio, no tiene por qué suponer ningún problema para las personas, al igual que cualquier otra afición, pero en ocasiones puede llegar a ser excesiva y, por lo tanto, repercutir negativamente en nuestras vidas.

Por ejemplo, podemos llegar a gastar una cantidad muy grande de dinero en artilugios tecnológicos, aún cuando no los necesitamos o ya tenemos suficientes. Además, las nuevas tecnologías pueden llegar a ocupar mucho tiempo en nuestras vidas, llegando a desplazar otras actividades importantes del día a día o descuidar las esferas laborales, académicas, sociales, familiares, de autocuidado, etc.

Es importante destacar que algunas personas que presentan tecnofilia pueden llegar a pensar que los artilugios electrónicos y las nuevas tecnologías son la solución a todos los problemas actuales, incluso los problemas pedagógicos [2]. Sin embargo, la realidad se aleja de este pensamiento: Si bien pueden sernos de gran utilidad y ayudarnos a progresar como especie e incluso a solucionar ciertas crisis actuales (como la climática), se vuelven inútiles sin nuestra intervención y trabajo.

Debemos utilizar las nuevas tecnologías como herramientas, nunca como pilares esenciales que reemplacen al ser humano en su totalidad ni a las relaciones sociales ‘en carne y hueso’.

Por último, debemos mencionar la posibilidad de desarrollar dependencia o ‘adicción’ hacia las nuevas tecnologías, algo cada vez más común en los países desarrollados. En estos casos, es conveniente buscar ayuda profesional y comenzar un proceso de ‘desintoxicación digital’ para crear una buena relación con los dispositivos electrónicos y no depender de ellos.

 

Si tú o alguien de tu entorno presenta una dependencia hacia las nuevas tecnologías o cualquier otra adicción, no dudes en contactarnos. Te ofreceremos información acerca de la adicción y de nuestras opciones de tratamiento.

Referencias

  1. Fuentes, J.A., Ortega, J.A. y Lorenzo, M. (2005). Tecnofobia como déficit formativo. Universidad de Granada. Educar, 36, 169-180.
  2. Fuentes Esparrell J.A., Ortiz Gómez M.del M. (2004). Una aproximación a la antinomia tecnofobia versus tecnofilia docente. Publicaciones, 34, 37-42.

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