El pasado 10 de octubre, la revista Maldita.es publicó un artículo acerca de la adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. Durante los últimos años, éste está siendo un tema bastante debatido debido al crecimiento constante del uso de las nuevas tecnologías. Según el informe State on mobile 2022 estos datos muestran la realidad a la que nos enfrentamos actualmente:  las personas dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo libre al uso de las nuevas tecnologías, desplazando otras actividades importantes del día a día, así como relaciones interpersonales o responsabilidades laborales y escolares.

Adicción a las nuevas tecnologìas

En este artículo se resalta la importancia de diferenciar entre un uso abusivo de las nuevas tecnologías y una adicción o dependencia a las mismas. Esto es realmente importante, ya que nos hemos acostumbrado a nombrar la palabra ‘adicción’ con mucha facilidad, cuando realmente se necesita un diagnóstico médico para considerar la conducta como adictiva y patológica.

Además, se suma el inconveniente de que la adicción a las nuevas tecnologías, a las redes sociales o a Internet aún no está catalogada como tal en ningún manual diagnóstico, complicando aún más el diagnóstico y su posterior tratamiento.

¿Cuándo se considera adicción?

Como ya hemos mencionado anteriormente, aún no existe consenso acerca de los criterios diagnósticos de esta conducta patológica. Tampoco hay consenso acerca de si considerar la ‘adicción’ a las nuevas tecnologías como una enfermedad. Por esta razón, resulta complicado diferenciar entre un uso abusivo o poco saludable de las nuevas tecnologías y la adicción a las mismas.

A pesar de este inconveniente, numerosos estudios destacan que nuestra sociedad muestra una tendencia clara hacia el uso patológico de estos dispositivos y plataformas, siendo más vulnerable la Generación Z (personas nacidas entre 1998 y 2004) debido a que dedican más de dos horas de media a las redes sociales. Los adultos no se quedan atrás, ya que también se ha visto incrementado el uso de las pantallas entre este grupo social, sobre todo después de la pandemia mundial de la COVID-19.

Al igual que sucede con la ludopatía, en la adicción a las nuevas tecnologías la conducta patológica nace debido al uso obsesivo e incontrolado de los dispositivos electrónicos, las redes sociales, Internet, etc.

Para saber si tenemos un uso abusivo de las nuevas tecnologías o, por el contrario, hemos desarrollado dependencia o adicción hacia las mismas, debemos saber diferenciar estos conceptos:

  • Uso abusivo: Se utilizan las nuevas tecnologías, Internet o las redes sociales durante un periodo de tiempo prolongado en un momento determinado de la vida de la persona. Un ejemplo sería pasar 5 horas seguidas viendo vídeos en TikTok un día, pero sin repetir esta conducta el resto de días de la semana.
  • Adicción: Se presenta una dependencia y necesidad incontrolable de acceder a las nuevas tecnologías o a ciertas plataformas. Además, pueden aparecer problemas de ansiedad, depresión, falta de autocuidado y descanso, desplazamiento de actividades importantes por usar las nuevas tecnologías y descuido de las relaciones sociales y familiares. Cuando desaparece el estímulo, nacen sentimientos de ira, tristeza y malestar, parecido a los síntomas del síndrome de abstinencia que causa la retirada de sustancias.

A nivel físico, como bien resalta José María Ruiz, profesor e investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM): ‘En términos cerebrales esto se corresponde con una desadaptación de los neurotransmisores, de manera que la persona necesita ejecutar la conducta, sea la que sea, porque no hacerlo le produce displacer’.

Diagnóstico y tratamiento

Si hablamos de adicciones comportamentales, la ludopatía o juego patológico es la única adicción sin sustancias que consta en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales 5 (DSM5). Por lo tanto, para diagnosticar y tratar el resto de adicciones comportamentales (a las compras, videojuegos, redes sociales…) es necesario hacer una evaluación profunda por parte de un profesional especializado.

Para el diagnóstico, se consideran los siguientes factores (entre otros):

  • La persona realiza la conducta de forma abusiva y frecuente.
  • Se han llevado a cabo intentos de reducción del tiempo dedicado a los dispositivos sin éxito, produciéndose una pérdida de control hacia la conducta adictiva.
  • Tolerancia: La persona necesita consumir o realizar la actividad de manera cada vez más frecuente para alcanzar la sensación de satisfacción que quiere.
  • Abstinencia: La persona presenta síntomas de malestar físico y psicológico cuando no puede acceder al móvil, las redes sociales o Internet.
  • Desplazamiento de actividades y responsabilidades por realizar la conducta adictiva.
  • Descuido social (familia, amistades), personal, laboral y escolar.

Es importante saber que la adicción a estas plataformas o dispositivos tecnológicos no está considerada como enfermedad debido a que se necesita una mayor investigación por parte de la comunidad científica.

No obstante, supone un gran problema de salud mental global cuya prevalencia es cada vez mayor, por lo que es necesario hablar de ello y exponer la evidencia que tenemos a día de hoy.

Si tú o alguien de tu entorno presenta síntomas de adicción a las nuevas tecnologías, los dispositivos electrónicos, las redes sociales o Internet, no dudes en contactarnos. Te ofreceremos información acerca de la adicción y de nuestras opciones de tratamiento.