De forma resumida podríamos decir que la ecoansiedad es la ansiedad generada al experimentar el deterioro del planeta por la intervención humana.
¿Qué es la ecoansiedad?
La Asociación Americana de Psicología (APA) describe la ecoansiedad como ‘el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones’. La APA habla de manera extendida acerca de la ecoansiedad en este artículo, donde trata la salud mental y su relación con el cambio climático.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima para mediados de este siglo un aumento de 250.000 muertes por año a causa de los impactos directos del cambio climático. Las causas predominantes son las siguientes: morbilidad y mortalidad debido a las altas temperaturas, aumento de enfermedades transmitidas por vectores (dengue, malaria, etc), incremento de enfermedades respiratorias, morbimortalidad a causa de eventos meteorológicos extremos (por ejemplo, el huracán Ian en Cuba, las sequías prolongadas acompañadas de temperaturas extremas que han provocado miles de incendios y áreas calcinadas, las lluvias torrenciales que provocan inundaciones desmesuradas, etc), enfermedades relacionadas con la seguridad alimentaria y del agua, el impacto de la exposición a los rayos UV (melanomas malignos) y patologías renales crónicas por deshidratación.
Por todas estas cuestiones, el cambio climático y su consecuente crisis ecológica lleva a los más jóvenes a encontrarse en una situación realmente vulnerable, una ‘crisis existencial’ que les lleva a no ver un futuro para ellos o, si lo ven, que éste sea poco agradable e incierto.
Según ‘El Futuro Es Clima’, una macroencuesta realizada a 9.000 jóvenes españoles acerca de la crisis climática:
- El 84,1% de la juventud piensa que vivirá peor que sus padres.
- El 65,8% asume el futuro de manera pesimista.
- El 82,1% sufre o ha sufrido ecoansiedad: el 15,6% muy pocas veces, el 39,8% la han sufrido alguna vez y el 26,7% de manera frecuente.
- El 78,4% creen que las políticas climáticas tienen un alcance limitado y no serán suficientes para frenar o reducir la emergencia.
En el apartado 5 ‘¿Qué podemos hacer?’ de este mismo informe podemos encontrar estrategias y acciones a realizar para cambiar la situación climática.
Características
La emergencia climática ya está teniendo un impacto considerable sobre la salud de la población, especialmente sobre la salud mental de los jóvenes. Berry y colaboradores [ref. 2] organizan los impactos en distintas categorías:
- Efectos directos del cambio climático:
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- Eventos climáticos agudos (terremotos, inundaciones, incendios y huracanes): Sus peligros, lesiones y muertes causan cuadros de trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastornos graves de ansiedad, agresión y suicidio.
- Eventos climáticos subagudos (periodos frecuentes de sequía, calor extremo): Pueden causar disrupciones sociales, económicas y ambientales en forma de guerras civiles, hambrunas, desplazamientos y migraciones.
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- Efectos indirectos del cambio climático sobre la salud mental:
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- Impactos a través de la salud física: Debido a la relación entre las enfermedades mentales y las físicas (transmisibles y no transmisibles).
- Impactos a través del entorno físico: Factores de riesgo que inciden en la salud biofísica, síndrome psicoterrático.
- Impactos a través del entorno social: Factores que inciden en la salud mental debido al deterioro de la economía y la sociedad.
- Impactos sobre la adaptación y mitigación: Consecuencias de las transformaciones en el estilo de vida.
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Por otro lado, Clayton y colaboradoras [ref. 1] clasifican los efectos de la emergencia climática sobre la salud mental en:
- Agudos: Resultantes de desastres y eventos meteorológicos extremos > Cuadros de trauma, shock, TEPT.
- Crónicos: Resultantes de climas calurosos > Conductas agresivas, aumento considerable del uso de los servicios de emergencia de salud mental (colapso de ciertos áreas de salud), impotencia, ira, tristeza, depresión, miedo, ansiedad, resignación, ecoansiedad.
Suicidio entre la población joven
Es ya una realidad el aumento de suicidios por parte de la población más joven, siendo esta la principal causa de muerte entre los 15 y 29 años, según indica la OMS. Una de las causas principales es el sentimiento de no tener un futuro asegurado o la visión de un futuro destructivo y fatalista, así como otros factores de los que hablamos en el artículo ‘Trastornos más comunes en la adolescencia’.
Se ha demostrado que existe una relación directa entre la tasa de suicidios y la temperatura: a mayor calor, mayores tasas de suicidio (debido a todo lo que conlleva el aumento de la temperatura global). Por esta razón, los expertos prevén que la emergencia climática podría tener un gran impacto negativo en los trastornos mentales tales como la depresión, la ansiedad, la demencia, la esquizofrenia (interferencia entre los medicamentos y la regulación de la temperatura, causando incluso hipertermia) y muchos otros desórdenes.
Tamma Carleton, economista ambiental, estima que el aumento de temperatura de los últimos 30 años ha sido el responsable de alrededor de 59.000 suicidios en India (6,8% de la tendencia alcista total). La autora observa cómo las altas temperaturas repercuten en las tasas de suicidio, siendo éstas superiores durante las temporadas de cultivo al verse gravemente deterioradas por las temperaturas extremas (cada vez hay menor rendimiento agrícola).
Teniendo en cuenta que más de la mitad de la población activa se dedica a la agricultura y un tercio de las personas se encuentran en situación de pobreza, el estrés económico que provoca la emergencia climática y su impacto sobre el rendimiento de los cultivos es una de las causas principales que motiva el suicidio.
Pautas para reducir la ecoansiedad
Es realmente complicado para las nuevas generaciones mirar a su alrededor y no sentir rabia, tristeza e impotencia por lo que sucede en el mundo y el futuro incierto y desagradable que parece que van a tener que vivir. No obstante, hay ciertas acciones que se pueden llevar a cabo para paliar esta ansiedad y poder hacer el día a día sin desarrollar una patología o trastorno mental como la depresión o la ansiedad generalizada.
La doctora Jane Goodall, etóloga, activista ambiental y Mensajera de la Paz de la Organización de las Naciones Unidas, comunicó lo siguiente: ‘No puedes no entristecerte o deprimirte si miras a los problemas del mundo. Por esta razón, el mensaje es: No pienses de manera global, actúa de manera local. Primero actúa de manera local, observa que puedes marcar la diferencia. Y, cuando observes que puedes tener un verdadero impacto, entonces querrás hacer más. Al dar este primer paso, encontrarás esperanza y entenderás que tus acciones pueden marcar la diferencia, y querrás hacer más. Es como un bucle de retroalimentación, e inspirarás a otras personas que se unirán a ti.’.
Por otro lado, Carlota Bruna, dietista-nutricionista y activista contra el cambio climático, compartió a través de sus redes sociales las siguientes pautas para abordar la ecoansiedad:
- La evidencia científica recalca que aún tenemos una ventana de tiempo en la que podemos actuar para reducir la magnitud del impacto de la emergencia climática.
- Crear comunidad y realizar acciones colectivas. Unirse con personas que piensan de forma similar y nos entienden puede ayudarnos en la reducción de la ansiedad.
- Evitar leer noticias acerca de la emergencia climática si nos encontramos en momentos muy vulnerables. En estos casos, es mejor optar por las noticias ‘positivas’ de personas o entidades que están consiguiendo mejorar ciertos aspectos del mundo (como, por ejemplo, @the_happy_broadcast).
- Acudir a un especialista de la psicología, pedir ayuda profesional.
Este último consejo que ofrece Carlota a través de sus redes sociales es crucial: Si te encuentras sobrepasado/a por la ecoansiedad, acudir a terapia psicológica puede servirte de gran ayuda, ya que te ofrecerá herramientas para la gestión emocional que podrás aplicar en el día a día.
Desde Orbium aconsejamos los siguientes puntos para reducir la ecoansiedad:
- Ser coherentes y consecuentes con nuestros valores, cuidando la naturaleza y el planeta de múltiples formas (reciclando, reduciendo el consumo, comprando de segunda mano o de marcas sostenibles, reduciendo los plásticos, concienciando a otras personas, etc).
- Pasar tiempo en la naturaleza y cuidar de ella.
- Realizar sesiones de Mindfulness o meditación.
- Ser consciente de lo que está fuera de nuestro alcance. A pesar de poder realizar tareas y actividades de forma individual, no podemos pretender cambiar el mundo entero nosotros solos. No debemos actuar por los demás ni frustrarnos por lo que no depende de nosotros, sino valorar lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.
- Concienciar a nuestro entorno desde una posición tranquila y realista. Atacar a los demás no es efectivo a la hora de establecer una conversación, por lo que debemos concienciar desde una posición calmada, con datos verídicos y siempre desde la empatía para poder emitir el mensaje de la mejor manera posible.
- Movilizarnos y hacer acciones colectivas cuidando nuestra salud mental. En ocasiones podemos encontrarnos más vulnerables y debemos priorizar el cuidado y la protección de nuestra salud mental frente al activismo.
- Apostar por modelos de consumo más respetuosos con el medio ambiente y con nuestra propia salud global.
Si tú o alguien de tu entorno presenta ansiedad, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, te ofreceremos información acerca de nuestras opciones de tratamiento.