¿Por qué no puedo parar? La adicción al juego es una trampa de la que es difícil salir.

Puedes ver más información de los factores de riesgo en la adicción al juego en nuestro anterior post.

Cuando paseo por la calle y descubro un nuevo local en el que se puede hacer una apuesta o jugar a tragaperras, u otras modalidades de juegos en los que se gana o pierde dinero, en los que me invitan al café, no dejo de pensar en mis pacientes ludópatas.

Uno de ellos es joven, lo traen sus padres por haber robado los datos de la tarjeta de crédito de su abuela. Se han enterado cuando el banco llamó sorprendido por el tipo de movimientos, tan extraños para una anciana de su edad. El año pasado le robo a su madre un collar que no aparece por ningún lado. No era la primera vez que robaba..

O mi paciente más veterano, que vino “aunque no tenía problemas y solo quería controlar” Tardó un par de meses en darse cuenta que no podía dejar de jugar periódicamente y empezó a hacer bien el tratamiento. Solo le costó el divorcio y unos 8000 euros más que añadir a la deuda que trajo cuando vino.

Las mujeres también tienen este problema. Raquel, con una deuda de 60000 euros aun pensaba que acudía al bingo para ver a los amigos y que era el resto de la familia quien estaba exagerando.

Siempre ha habido jugadores que han perdido la capacidad de decir ¡¡Hasta aquí, me paro ya¡¡ Nos preguntamos donde está el punto entre la actividad sana de jugar y la obsesión patológica de hacerlo a pesar de todas las consecuencias negativas. Y nos preguntamos también ¿por qué yo?¿por qué no puedo parar?

Fue en junio de 2012 cuando entró en vigor la Ley 13/2011 de Juegos de Azar, que creó un marco para los operadores de licencias de juego online y permitió el despegue de este sector. Ese año las cantidades apostadas por este canal fueron más de un millón de euros. Ha ido creciendo año tras año, hasta más de 13 millones en 2017

El juego presencial ha crecido también. De los más de 372 millones de euros jugados en 2012 a los más de un millón setecientos de 2016.

Teniendo todo lo anterior presente y con el incremento de este tipo de consumo en edades tempranas, estamos seguros que se convertirá en uno de los problemas sociales más acuciantes próximamente.

Nos queda la esperanza de que nuestros jóvenes pierdan, las primeras veces que jueguen.

 

REFERENCIAS:

 

Álvarez, A. M. D. (2009). Epidemiología y factores implicados en el juego patológico. Apuntes de psicología27(1), 3-20.

Fernández, F. A. (2003). Las nuevas adicciones. TEA Ediciones.

Jacobs, D.F. (2000). Juvenile gambling in North America: An analiysis of long-term trends and future prospects. Journal of Gambling Studies, 16 (2), 119-152.

Muñoz-Molina, Y. (2008). Meta-análisis sobre juego patológico 1997-2007. Revista de Salud Pública, 10 (1), 150-159.