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Hoy en día, se reconoce la adicción como una enfermedad que se caracteriza por la búsqueda patológica y obsesiva de alivio o recompensa con el uso de sustancias tóxicas o ciertos comportamientos. La investigación psicológica ha evidenciado que existe una estrecha relación entre la adicción y el miedo. En este artículo, explicaremos dicha relación analizando cómo el miedo puede influir en el desarrollo de las adicciones.

Relación miedo y adicción.

¿Qué es el miedo?

En primer lugar, es importante definir cuidadosamente el término “miedo”. El miedo es una de las emociones básicas y universales que compartimos con otros seres. Esta cumple un papel fundamental en la evolución como mecanismo de supervivencia, ya que el miedo supone un estado de alerta frente a situaciones peligrosas. Cuando uno experimenta miedo, se activa la amígdala, y como consecuencia, se activan distintos procesos psicológicos y fisiológicos que nos preparan para enfrentar la situación amenazadora o huir de ella. Sin embargo, con el paso del tiempo, el miedo puede volverse desadaptativo, desencadenando así conductas disfuncionales.

Para hablar de la relación entre la adicción y el miedo, es importante mencionar que la adicción en muchas ocasiones se origina como consecuencia de un estado de vulnerabilidad emocional. Muchas veces, las personas que son adictas recurren al uso de sustancias tóxicas como forma de lidiar u olvidar los problemas que suponen miedo, ansiedad y estrés. Es decir, el uso y abuso de sustancias y/o ciertos comportamientos se usan para aliviar el malestar emocional que se asocia con el miedo.

Relación entre adicción y miedo

La estrecha relación entre la adicción y el miedo se debe a que éstas se alimentan mutuamente creando un ciclo vicioso. Por un lado, el miedo suele impulsar el inicio de la adicción, ya que como se mencionó anteriormente, el consumo de sustancias o determinados comportamientos pueden suponer un alivio del malestar causado por el temor a alguna situación. Este consumo se puede entender como un comportamiento que evade las emociones negativas.

Por otro lado, la adicción por sí sola puede generar miedo cuando uno se enfrenta a las consecuencias causadas por la enfermedad como, por ejemplo, problemas de salud y del bienestar, deterioro de relaciones interpersonales y dificultades en el ámbito académico y laboral. Además, el miedo puede también jugar en contra en el proceso de tratamiento e intervención de las adicciones, ya que esto supone un cambio radical en los hábitos y vivencias del sujeto.

Luchar contra la adicción implica enfrentarse a la realidad sin el consumo de sustancias o comportamientos obsesivos. Comenzar una intervención psicoterapéutica implica afrontar el miedo a lo desconocido, ya que el objetivo es cambiar patrones conductuales desadaptativos. Por ejemplo, en el caso de una persona que presenta una adicción y está recibiendo tratamiento, en el ámbito laboral debe ahora hacer frente a las situaciones demandantes y estresantes del trabajo sin el uso de esas sustancias que antes parecían amortiguar la vida laboral.

Reconocer el miedo y el papel tan importante que éste juega en el desarrollo de la adicción y la recuperación de la misma es esencial para potencializar el tratamiento y que resulte efectivo. Para esto, se pueden utilizar estrategias de afrontamiento centradas en el manejo del miedo y la sensación de ansiedad. La terapia cognitivo conductual, el mindfulness, un espacio de apoyo emocional y el acompañamiento son técnicas eficaces para abordar esta emoción, ya que permite que el sujeto entienda y gestione sus emociones de manera saludable.

En suma, la relación entre la adicción y el miedo es compleja pero bastante estrecha. Es importante comprender cómo estas interactúan entre sí a la hora de desarrollar estrategias o técnicas efectivas para el tratamiento y recuperación de adicciones. Abordando el miedo y los comportamientos subyacentes desencadenados por este, se puede brindar un apoyo integral a quienes buscan superar esta enfermedad. El reconocimiento es el primer paso para gestionar de forma adecuada el miedo y las conductas que se asocian.

Valeria Sarria Rosas, psicóloga en período de prácticas en Orbium Desarrollo.

Referencias

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