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El alcohol etílico es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo, además de ser la más utilizada como sustancia de inicio para los más jóvenes.

Cuando bebemos alcohol, el etanol se absorbe en pequeñas cantidades en la boca y el esófago y después en cantidades moderadas en el estómago y el intestino grueso, siendo mayor la absorción en el intestino delgado. Una vez absorbido, pasa a la circulación sanguínea hasta llegar al hígado, donde se metaboliza con el fin de degradarlo y eliminarlo del organismo. Este etanol en sangre y los metabolitos formados en el hígado producen efectos tóxicos para el organismo, incidiendo también en la piel. La ingesta de esta sustancia de forma frecuente y prolongada en el tiempo provoca efectos adversos tanto agudos como crónicos en la salud (nutricionales, neurológicos, hepáticos y teratogénicos).

Efectos del alcoholismo en la piel

Seguramente conozcas a alguien al que, tras una noche de ‘copas’, le aparecen granos, rojeces o sequedad en la piel. Esto se debe a que la piel es un órgano en el que se hace bastante visible el efecto del consumo de alcohol. Además, no hace falta consumir excesivas cantidades de alcohol para notar un resentimiento en la piel, sino que bajas dosis pueden repercutir negativamente en este órgano.

Consecuencias en la piel

  • Disminuye el apetito e impide la adecuada absorción de los nutrientes aportados por la dieta (debido a que afecta a la mucosa del sistema digestivo). De esta manera, se crea un déficit nutricional, afectando a todo el organismo y por consecuente, a la piel.
  • Es una sustancia ansiolítica, estimulante del estado de ánimo y sedante. Junto con las grandes cantidades de azúcares presentes en estas bebidas, se crean desequilibrios hormonales. Además, inhibe la gluconeogénesis y puede provocar resistencia a la insulina o aumento de secreción de andrógenos, causando hirsutismo o acné.
  • Como ya hemos mencionado anteriormente, el hígado es el órgano encargado de metabolizar el etanol. Así, el hígado debe trabajar más de lo común, liberándose más toxinas de lo normal y causando la aparición de granos, puntos negros y espinillas.
  • La gran cantidad de azúcares simples presentes en las bebidas alcohólicas pueden causar retención de líquidos, lo que puede desencadenar en una inflamación tanto del cuerpo como en la cara, destacando en la zona del ojo, apareciendo ojeras o bolsas.
  • ‘Alcohol flush reaction’: Se trata de una reacción al alcohol que causa enrojecimientos, manchas e inflamación en la cara, hombros, cuello, espalda y otras partes del cuerpo. Estas reacciones aparecen por la acumulación de acetaldehído (un subproducto del metabolismo del alcohol) debido al déficit de la enzima acetaldehído deshidrogenasa 2 (ALDH2) en el organismo, lo que significa que el hígado no es capaz de metabolizar más alcohol.
  • La piel sufre un envejecimiento prematuro debido a la gran deshidratación que supone la ingesta de alcohol y los metabolitos tóxicos que se crean. Así, las arrugas existentes se acentúan, aparece picor generalizado y eccemas por la sequedad.
  • Angiomas de araña: Son la telangiectasia más común asociada a enfermedades hepáticas por abuso de alcohol. Aparece clínicamente como una pápula central de color rojo brillante rodeada de vasos radiantes y eritema. Estos angiomas se han asociado con un mayor riesgo de hemorragia por varices esofágicas. Los pacientes con cirrosis alcohólica presentan una mayor predisposición para desarrollar angiomas de araña que los pacientes con cirrosis causada por otros factores.
  • Eritema palmar: Se trata de un efecto secundario de la cirrosis inducida por el abuso de alcohol que se presenta de forma simétrica en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Suele ser asintomático y presenta un aspecto eritematoso y violáceo.
  • Ictericia: Otro síntoma del daño hepático y cirrosis o hepatitis causada por el abuso de alcohol. Aparece cuando la bilirrubina alcanza niveles séricos de 2,5 a 3,0 mg/ dL o superiores. Se presenta en la parte inferior de la lengua, el blanco del ojo y la piel con coloración amarilla.
  • Caput medusae: Se trata de una complicación vascular que aparece en personas con cirrosis e insuficiencia hepática. Se presenta en el abdomen como vasos sanguíneos congestionados que sobresalen.
  • Prurito: Puede aparecer por todo el cuerpo, destacando en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Su presentación varía, desde leve a grave y transitoria a crónica y causa hormigueo o irritación de la piel, causando el deseo de rascarse en la zona.
  • Contractura de Dupuytren: Se trata de un nódulo indoloro palpable en el dedo anular (articulación metacarpofalángica) causado por cambios fibróticos. Esto puede desencadenar en una reducción del rango de movimiento de las articulaciones. Existe otra afección parecida llamada Enfermedad de Peyronie, también asociada al consumo excesivo de alcohol, que resulta de tejido cicatricial fibroso formado en el pene y provoca erecciones curvas y dolorosas.
  • Alteraciones pigmentarias: Aquellas personas con enfermedad hepática crónica causada por el alcohol pueden desarrollar manchas hiperpigmentadas grisáceas. En pacientes con hipogonadismo secundario también se han observado pigmentación areolar.
  • Urticaria: Debido al consumo de alcohol pueden desarrollarse placas edematosas y eritematosas en la parte superior del tronco y las extremidades.
  • Cáncer de piel: El consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer, ya que se ha observado una gran relación entre el consumo de alcohol y las neoplasias de la orofaringe, laringe, esófago, hígado, colon, recto, mama y cánceres de piel de tipo melanoma. Algunos estudios han concluido que el consumo de alcohol puede reducir la protección ofrecida por la piel mediante una disminución en la concentración de carotenoides, reduciendo la capacidad de la piel para neutralizar el daño de los radicales libres inducidos por los rayos UV, lo que resulta en quemaduras solares y aumento de riesgo de cáncer de piel.
  • Psoriasis: Una enfermedad inflamatoria de la piel crónica que afecta al 2-5% de la población occidental que se caracteriza por la aparición de manchas rojas y escamosas en la piel que causan picor. La ingesta de alcohol puede agravar las lesiones cutáneas o potenciar su inicio.

Numerosos estudios relacionan el alto consumo de alcohol con otros hábitos de vida poco saludables, tales como el sedentarismo, la falta de descanso, la mala alimentación y el consumo de otras sustancias tóxicas para el organismo como el tabaco o drogas ilegales. Todos estos factores afectan drásticamente a la piel, potenciando todos los factores citados anteriormente. Por esta razón se recomienda realizar cambios en los hábitos de vida antes que recurrir a fármacos y mantener las dinámicas poco saludables para la salud. En cualquier caso, si presentas problemas en la piel, acude lo antes posible a un dermatólogo.

Si tú o alguien de tu entorno presenta síntomas de alcoholismo, no dudes en contactar con nosotros, disponemos de los mejores profesionales y tratamientos para dejar de beber. Estaremos encantados de ayudarte.

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