Inicio » Adicciones comportamentales » Vigorexia: qué es, causas y tratamiento

La vigorexia fue denominada en sus inicios como ‘anorexia nerviosa inversa’ debido a los factores comunes que presentaban ambos trastornos. No obstante, posteriormente pasó a considerarse un trastorno dismórfico corporal. Pero ¿qué es realmente la vigorexia?.
Esta afección es el deseo o la obsesión por ganar masa muscular acompañado por una alteración de la imagen corporal.

Quienes la padecen (en su mayoría hombres) realizan ejercicio físico excesivo con el fin de aumentar el tamaño de sus músculos, y suelen llevar una alimentación muy estricta. Para alcanzar el ‘cuerpo ideal’ que tanto se desea, a veces se recurre a esteroides anabolizantes y suplementos alimenticios que pueden ser perjudiciales para la salud si se abusa de ellos. Aun así, tienden a verse a sí mismos débiles y delgados, generando distorsión corporal.

Causas y consecuencias

Los factores socioculturales son el papel principal como desencadenante del trastorno. En los últimos años se ha registrado una mayor prevalencia de personas con vigorexia y, esto, en parte, se debe a la influencia de los medios de comunicación (internet, anuncios, revistas, televisión, redes sociales, etc) que promueven e inculcan unos valores sobre el físico, relacionándolo con el éxito: si tienes una buena forma física, accederás a mejores puestos de trabajo, ligarás más, conseguirás lo que te propones…

Una vez se interiorizan estos valores, ya no es suficiente un cuerpo musculado y atlético. Surge una constante insatisfacción y dismorfia corporal que lleva a consumir productos y seguir hábitos perjudiciales y extremos para la salud. En este aspecto, los profesionales relacionan la anorexia nerviosa con la vigorexia, ya que las causas de su origen son parecidas, teniendo un peso primordial la exigencia social sobre el ‘cuerpo perfecto’. El acoso y la no aceptación social en la infancia y/o adolescencia también es un factor desencadenante para padecer dismorfia muscular, creando así una baja autoestima.

A pesar de ser muchas las posibles consecuencias perjudiciales de la vigorexia, el consumo de esteroides y anabolizantes suelen desencadenar mayores efectos debido a los trastornos metabólicos y fisiológicos que generan:

  • Desproporción cabeza-cuello. El cuerpo tiende a ser muy grande en comparación a la cabeza.
  • Deterioro del sistema osteo-articular y sus componentes de unión (ligamentos, tendones, músculos) por el gran y constante estímulo de pesos en el gimnasio. Esto puede causar numerosas lesiones (desgarros, esguinces, dolores, fisuras, etc).
  • Los esteroides inciden en el hígado, causando hematomas, adenomas y adenocarcinomas. También disminuyen el colesterol ‘bueno’ (HDL) y aumentan el colesterol ‘malo’ (LDL).
  • Disminución de esperma, atrofia testicular e infertilidad en el caso de los hombres. En mujeres, se observa un aumento de vello corporal (sobre todo facial), desajustes en el ciclo menstrual, aumento del tamaño del clítoris y cambios en la voz (más grave).
  • A nivel cardiovascular, se produce retención hídrica, hipertensión arterial, aumento del colesterol y desarrollo de enfermedades cardiovasculares, incluso en atletas jóvenes.
  • Cambios en la piel (acné, quistes, pelo graso).
  • A nivel del Sistema Nervioso Central, se genera un desequilibrio de neurotransmisores, apareciendo temblores o palpitaciones cardíacas.

Además, los cambios tanto psicológicos como metabólicos pueden afectar gravemente al paciente, pudiendo aparecer nuevos trastornos (TCA, TOC…) y enfermedades (cardiovasculares, hepáticas, metabólicas, etc).

Hombre con vigorexia

Cómo saber si tengo vigorexia

Muchos atletas pueden llegar a preguntarse si padecen esta enfermedad, por lo que es importante establecer la diferencia entre práctica saludable y constante de actividad física y adicción a esta. Por lo tanto, vamos a citar varios factores que suelen repetirse en personas con vigorexia. No obstante, desde la clínica de adicciones Orbium aconsejamos acudir a un profesional para un correcto diagnóstico y su posterior tratamiento.

  • Adicción u obsesión con la actividad física, similar a la que se observa con las redes sociales o las compras. Es necesario practicar deporte constantemente ya que, si no se realiza, aparece sensación de malestar, ansiedad e incomodidad.
  • Percepción distorsionada del propio cuerpo (dismorfia). Aparece una preocupación con la idea de que el cuerpo no es lo suficientemente musculoso.
  • El principal objetivo de realizar deporte es estético.
  • Pensamientos recurrentes en relación con el físico, sobre todo con la cantidad de masa muscular y cómo aumentarla.
  • Se rechazan actividades importantes laborales, sociales o recreativas por la necesidad de entrenar y seguir la dieta.
  • Sensación de angustia y ansiedad al mostrar el cuerpo a los demás, por lo que tiende a evitarse.
  • Uso de sustancias para mejorar el rendimiento o la composición corporal, a pesar de ser nocivas para la salud.
  • Obsesión con el peso (pesarse muy a menudo).

Trastorno obsesivo para tener masa muscular

Recomendaciones para el tratamiento

El tratamiento de la vigorexia será más efectivo si se cuenta con un equipo multidisciplinar, siendo el tratamiento psicológico el pilar de la recuperación.

El objetivo de las terapias de carácter cognitivo-conductual es que el paciente cambie y sane la forma de relacionarse con su cuerpo, superando la preocupación excesiva por la falta de musculación, así como los pensamientos, sentimientos y comportamientos perjudiciales para su salud, y que adopte nuevos hábitos saludables.

Para ello, en un principio se informa al paciente sobre el trastorno y sus consecuencias. Se le pide un autorregistro sobre los pensamientos, conductas y sentimientos que va experimentando para trabajar posteriormente sobre ello. Los sentimientos y pensamientos destructivos sobre uno mismo se tratan mediante la desensibilización sistemática, disminuyendo la ansiedad y el miedo a exponerse ante los demás.

Además, se pretenden tratar tanto las conductas adquiridas del trastorno, como la dismorfia, mediante distintas técnicas con el fin de que el paciente pueda percibirse a sí mismo y a su imagen de una manera realista y objetiva. Para finalizar, se recomienda hacer un seguimiento para prevenir recaídas y seguir trabajando inseguridades y conductas perjudiciales.

En ocasiones, es recomendable combinar el tratamiento psicológico con uno farmacológico. Este se enfoca en los inhibidores de la recaptación de serotonina, actuando en los síntomas obsesivo-compulsivos del trastorno. Ayudan a percibir la realidad de manera más objetiva, además de disminuir la sensación de malestar, preocupación y conductas negativas asociadas.

Para finalizar, el tratamiento requiere de la ayuda de un profesional de la nutrición, ya que se requieren pautas dietéticas correctas para tratar la posible obsesión con la comida, y que no desencadene en un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Debe eliminarse la ingesta de sustancias para el aumento de la masa muscular informando al paciente de las consecuencias.

 

Referencias:

Giménez López, I. (2020). Dismorfia muscular y vigorexia. Obtenido de Universidad de Jaén. Psicología: http://tauja.ujaen.es/handle/10953.1/10627

Patrones psicológicos asociados a la vigorexia. (2013). Obtenido de Universidad de Jaén: http://ruja.ujaen.es/bitstream/10953/530/1/9788484395157.pdf

Rosario Muñoz Sánchez, A. M. (2007). Ortorexia y vigorexia, ¿nuevos trastornos de la conducta alimentaria? Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2379929

 

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