La pandemia de la Covid-19 ha supuesto un aumento en la prevalencia de distintos problemas psicológicos tales como la ansiedad y la depresión, que a su vez han exacerbado otros trastornos mentales, entre los cuales se encuentran los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) [7]. Si bien algunos TCA resultan familiares a la población general, como la Bulimia Nerviosa (BN) y la Anorexia Nerviosa (AN) principalmente, hay otros que hasta la fecha continúan siendo prácticamente desconocidos, lo cual dificulta su identificación y posterior diagnóstico y tratamiento.
En este caso nos referimos al trastorno de Pica. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) [1] define este trastorno como ‘el consumo recurrente de sustancias no nutritivas y no alimentarias que ocurre durante un periodo mínimo de un mes y resulta inapropiado a nivel de desarrollo del individuo’. Algunos ejemplos de dichas sustancias son: tierra, tiza, papel, jabón, pinturas, plantas, algodón, maderas, piedras, uñas, cabello, harinas y heces, entre muchas otras [2].
Algunos autores consideran que el consumo obsesivo de cantidades inusualmente elevadas de alimentos con cierto valor nutricional como el arroz crudo o la maicena también podría clasificarse como pica [3]; aunque aún no hay consenso precisamente por la dificultad para definir esta conducta.
¿Quiénes pueden desarrollar este trastorno?
Cambios recientes en las clasificaciones diagnósticas tanto del DSM-5 como de la CIE-11 sitúan este trastorno dentro de la categoría de trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos; a diferencia de las ediciones anteriores, que consideraban que éste aparecía únicamente en la infancia [9]. Esto alerta sobre la posibilidad de que estas conductas compulsivas aparezcan o se mantengan durante la adultez; no obstante, los datos son muy escasos.
El DSM-5 refiere que se desconoce la prevalencia de la pica, si bien se presenta igual en ambos sexos [4]. Pese a la falta de estudios epidemiológicos en adultos, algunas poblaciones presentan mayor riesgo de desarrollarla:
- Hombres o mujeres con peso elevado u obesidad.
- Individuos con alguna discapacidad intelectual, trastorno del espectro autista o trastorno obsesivo-compulsivo.
- Mujeres embarazadas.
- Personas con un nivel de educación menor.
- Personas con una condición previa de anemia.
Complicaciones asociadas
Las complicaciones dependen principalmente del tipo de Pica, cantidad, estado mental del sujeto, frecuencia de la conducta y el entorno, entre otros factores. Las principales son:
- Infecciones.
- Obstrucción y laceraciones gastrointestinales.
- Dolor abdominal, vómitos o estreñimiento.
- Afectación sobre el feto en madres gestantes.
- Mortalidad relacionada con ingesta de sustancias tóxicas.
- Complicaciones quirúrgicas abdominales, ya que alrededor del 75% de los pacientes atendidos requiere cirugía.
¿Existe tratamiento?
Debido a la dificultad para identificar signos o síntomas, Luna et al. (2018) [5] resaltan la importancia de que los profesionales de la salud realicen una evaluación clínica exhaustiva, manteniendo en primer lugar una adecuada relación terapéutica; ya que la persona puede llegar a sentirse avergonzada o juzgada por realizar este tipo de conductas compulsivas.
El primer paso sería determinar su causa para poder así intervenir adecuadamente. Esto puede realizarse a través de la entrevista clínica y otras pruebas médicas tales como hemogramas, exámenes coprológicos, radiografías o endoscopías, etc.
La falta de información relacionada con este problema alimenticio ha repercutido en los tratamientos disponibles. Actualmente no existe un tratamiento definitivo para la pica. En el caso de los niños o jóvenes, las técnicas basadas en educación y modificación de conducta serán las más adecuadas, poniendo un foco en la eliminación de los factores de estrés presentes en el niño. En estos casos también será importante realizar un trabajo conjunto con los padres, quienes deberán actuar como co-terapeutas.
En el caso de los adultos (con o sin discapacidad intelectual o trastornos psicopatológicos), podría valorarse el uso de fármacos bajo prescripción psiquiátrica además de intervención psicológica. Será necesario también corregir las deficiencias de vitaminas o minerales y erradicar infecciones como la causada por Helycobacter Pilori; que en ocasiones ayudan a eliminar la pica [6].
Conclusión
Sea cual sea el caso, será fundamental que la persona reciba tratamiento por un equipo multidisciplinar (al igual que sucede con el resto de TCA), intentando modificar o atenuar factores de riesgo biológicos, psicológicos y sociales; y previniendo así la aparición de otros trastornos de la conducta alimentaria o mentales que supongan un problema para el adecuado desarrollo del individuo.
Si conoces a alguien que pueda estar desarrollando esta u otras conductas compulsivas relacionadas con la comida, el peso o la imagen corporal, contacta con nuestro centro para una evaluación detallada del problema y opciones de tratamiento.
Referencias
- Asociación Psiquiátrica Americana. (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-V. American Psychiatric Publishing.
- Campuzano, G. (2011). Pica: el síntoma olvidado. Medicina & Laboratorio, 17(11-12), 533-552. https://www.medigraphic.com/pdfs/medlab/myl-2011/myl1111-12c.pdf
- Delaney, C., Eddy, K., Hartmann, A., Becker, A., Murray, H., y Thomas, J. (2015). Pica and rumination behavior among individuals seeking treatment for eating disorders or obesity. The International Journal of Eating Disorders, 48(2), 238-248. https://doi.org/10.1002/eat.22279
- Hartmann, A., Zenger, M., Glaesmer, H., Strauß, B., Brähler, E., De Zwaan, M., y Hilbert, A. (2022). Prevalence of pica and rumination behaviours in adults and associations with eating disorder and general psychopathology: Findings form a population-based study. Epidemiology and Psychiatric Sciences, 31, Artículo e40. https://doi.org/10.1017/S2045796022000208
- Luna, I., Marco, C., y Gonzalvo, M.V. (julio, 2018). Trastornos de la conducta alimentaria: la pica. Salud Mental. Recuperado de: https://zonahospitalaria.com/trastornos-de-la-conducta-alimentaria-la-pica/
- Padilla, F. y Miján de la Torre, A. (2006). La pica: retrato de una entidad clínica poco conocida. Nutrición Hospitalaria, 21(5), 557-566. https://scielo.isciii.es/pdf/nh/v21n5/revision.pdf
- Schlegl, S., Maier, J., Meule, A. y Voderholzer, U. (2020). Eating disorders in times of the COVID-19 pandemic—Results from an online survey of patients with anorexia nervosa. International Journey of Eating Disorders, 53, 1791-1800. https://doi.org/10.1002/eat.23374
- Serra, Marga. (2015). Trastornos Del Comportamiento Alimentario: Enfoques Preventivos. Editorial UOC.
- Vázquez Arévalo, R., López, X., Ocampo Tellez-Girón, M., y Mancilla-Diaz, J. (2015). Eating disorders diagnostic: From the DSM-IV to DSM-5. Revista Mexicana De Trastornos Alimentarios, 6(2), 108-120. http://dx.doi.org/10.1016/j.rmta.2015.10.003
Redactado por Amanda Rivera Gómez. Psicóloga en período de prácticas.