Cualquier conducta normal que nos reporta placer es susceptible de transformarse en un comportamiento adictivo.

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El uso de las redes sociales está cada vez más extendido, sobre todo entre los más jóvenes que son los que hacen un mayor uso de las nuevas tecnologías y de esta forma de comunicación.

En un principio, su uso puede resultar útil a la hora de mantener el contacto con los amigos, estar informado sobre noticias y lugares de interés, así como para intercambiar y compartir experiencias personales con los demás, entre otras ventajas.

El problema comienza cuando, al igual que sucede en otras adicciones, el hábito de conectarse a las redes sociales se convierte en una dependencia de la vida virtual, generando altos niveles de ansiedad y malestar en el caso de no poder acceder a ellas. La persona pierde el control sobre su comportamiento, que es impulsado por una emoción que puede ir desde un deseo intenso hasta una completa obsesión por conectarse y revisar sus redes sociales.

En estos casos se pueden ver afectadas diferentes áreas de la vida cotidiana de la persona como el trabajo, las relaciones familiares y sociales, la autoestima, los hábitos de sueño, la alimentación, el ocio, etc. Igualmente, aumenta la probabilidad de llevar a cabo prácticas de riesgo bastante comunes y extendidas en las redes sociales, como por ejemplo:

Grooming: conjunto de estrategias que lleva a cabo una persona adulta para ganarse la confianza del/la joven a través de Internet, adquiriendo control y poder sobre él/ella, con el objetivo de abusar sexualmente de él/ella.

Sexting: compartir imágenes de tipo sexual, de uno mismo o de otros, por medio de teléfonos móviles o Internet. El riesgo consiste en que las imágenes sean publicadas y viralizadas sin permiso.

Ciberbullying: favorecer la violencia e incluso ejercerla sobre distintos grupos de personas a través de los espacios virtuales. Suele tratarse de una extensión virtual del maltrato ejercido presencialmente, sobre todo entre niños y adolescentes.

Los expertos sobre el tema consideran que la adicción a las redes sociales es similar a la sensación provocada por el consumo de drogas como la cocaína o el éxtasis, ya que en estos espacios se suelen proyectar sólo los momentos positivos del día a día y, por tanto, se experimenta una sensación gratificante de reconocimiento y satisfacción al interactuar con los demás en este mundo virtual que en la mayoría de los casos no coincide con la vida real de la persona. Por tanto, lo importante no es la actividad concreta, sino la relación que la persona establece con ella, de manera tal que supone una pérdida de control, un aislamiento a nivel mental (conectarse a las redes se convierte en lo más importante), y una alteración negativa en el funcionamiento diario de la persona que disfruta de los beneficios de la gratificación inmediata sin reparar en las posibles consecuencias negativas a largo plazo.

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A continuación, se exponen una serie de síntomas que pueden ayudar a identificar una posible adicción a las redes sociales:

  • Consultar las redes sociales nada más levantarse.
  • Revisar con demasiada frecuencia los perfiles en redes.
  • Ansiedad por obtener con la mayor inmediatez posible un feedback positivo por parte de los demás usuarios.
  • Irritación o ansiedad excesiva cuando no hay conexión a Internet y por tanto a las redes sociales.
  • Frustración si no se consigue la notoriedad deseada en las redes.
  • Comparaciones sociales con otros perfiles, pensamientos de que la vida de los demás es mejor que la propia.
  • Mentir sobre el tiempo que se permanece conectado o sobre lo que se hace en las redes.
  • Pensar y hablar constantemente de los temas y situaciones que suceden en la red aunque no esté conectado en ese momento.
  • Seguir interactuando en las redes a pesar de estar con sus amigos presencialmente.
  • Necesidad de fotografiar y publicar todo lo que te sucede.
  • Sustituir las conversaciones presenciales por las virtuales.
  • Perder la noción del tiempo o del espacio por la permanencia constante en las redes.
  • Privarse del sueño por estar conectado.
  • Protagonizar discusiones frecuentemente en relación al uso de las redes con las personas del entorno.
  • Bajo rendimiento en el trabajo o la escuela por el uso de las redes.
  • Inestabilidad emocional y ansiedad por conectarse compulsivamente.
  • Agresividad, confusión entre el mundo real-imaginario, infantilismo social, inmadurez, fantasía extrema y falta de habilidades de afrontamiento.
  • Aislamiento social.
  • Incumplimiento de las actividades de la vida cotidiana, como por ejemplo los hábitos normales de higiene.

En resumen, la persona percibe que las redes sociales son un medio importante para disminuir el estrés, la soledad o la depresión o compensar la baja autoestima y la falta de éxito social.

Si reconoces estos síntomas en alguien cercano o en ti mismo, no dudes en llamarnos y solicitar la información y ayuda necesarias. En Orbium estaremos encantados de atenderte.