¿Qué es el suicidio?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el acto suicida como toda acción por la que el individuo se causa daño a sí mismo, independientemente del grado de intención. El suicidio es el resultado de un acto suicida, es decir, la acción de quitarse la vida de manera voluntaria y con premeditación.

Hay varios tipos de actos suicidas:

  • Ideación suicida: Deseos y pensamientos suicidas que incluyen plan suicida, ideas suicidas, deseos e ideas de muerte.
  • Conducta suicida: Conductas encaminadas a conseguir consciente o inconscientemente el acto suicida.
  • Intento de Suicidio: Actos autolesivos deliberados con diferente grado de intención de morir y de lesiones que tienen un final letal. Incluyen las autolesiones y autoenvenenamientos.
  • Amenaza suicida: Manifestaciones verbales y no verbales sobre la ideación suicida o expresión explícita. Comportamientos como despedidas, cambio repentino de estado de ánimo o ciertas conductas.
  • Suicidio consumado: Cuando el acto suicida se ha llevado a cabo con éxito.
  • Suicidio frustrado: Cuando no se ha conseguido el objetivo del acto suicida por alguna circunstancia imprevista.

Rompamos con el tabú del suicidio

Mitos en nuestra sociedad

En nuestra cultura el suicidio sigue siendo un tema tabú. Algunos mitos que podemos encontrar sobre la conducta suicida son:

Es mejor no hablar del tema de suicidio ya que eso puede alentar a las personas: Hablar de ello puede dar a la persona tiempo para reflexionar sobre el tema u otras alternativas a la conducta suicida. Con un lenguaje adecuado se puede prevenir.

– Quienes dicen que se van a suicidar no tienen intención de hacerlo, solo quieren llamar la atención: Es una manera de pedir ayuda, ya que se encuentran en una situación en la que no saben manejar sus emociones.

La persona suicida lo hace porque tiene claro que quiere morir: Sucede que la persona tiene un conflicto interno y cierta ambivalencia. Apoyar a esa persona puede cambiar su situación.

Las personas que se suicidan tienen algún tipo de trastorno mental: El suicidio no implica necesariamente tener un trastorno mental. Confluyen muchos factores, pero a veces es sinónimo de desesperanza, falta de estrategias para manejar ciertas situaciones vitales, infelicidad, etc.

La persona que se suicida es un cobarde/valiente: Lo que hay es sufrimiento.

El suicidio es algo hereditario: No está demostrado. Lo que sí se da es la predisposición a ciertos rasgos de personalidad o a ciertos trastornos mentales en los que se puede dar o no el suicidio.

¿Cuáles son los factores de riesgo o factores de protección?

Se consideran factores de riesgo aquellos que elevan la probabilidad de que suceda un acto suicida, y que estén presentes no significa que pueda llevarse a cabo un intento de suicidio. A lo largo de diferentes etapas de la vida estos factores de riesgo van variando.

Entre ellos se encuentran:

  • Características demográficas como la edad (los jóvenes entre 15-34 años y las personas mayores de 65 años son los más vulnerables), el sexo (las mujeres tienen más intentos, pero hay más casos de suicidio consumado en hombres) o el estado civil (por ejemplo, ser soltero, divorciado o viudo).
  • La profesión con alto grado de exigencia o estrés, o alto nivel de responsabilidad, o situaciones laborales hostiles como despidos, desempleos y desahucios tienen gran impacto en las personas.
  • Antecedentes familiares de suicidio o conductas suicidas previas.
  • Hechos vitales estresantes más una alta vulnerabilidad de base.
  • Enfermedades psiquiátricas o psicológicas como: depresión o sintomatología depresiva, trastornos psicóticos, trastornos del estado de ánimo y trastorno de abuso de sustancias. En cuanto a trastornos de personalidad, el límite y el antisocial cursan con un alto riesgo.

Los factores de protección presentes en la vida de una persona pueden inhibir o reducir la probabilidad de que se cometa la conducta suicida:

  • Una familia estable, cohesionada y comunicativa.
  • Relaciones interpersonales y vínculos profundos.
  • Valores sólidos y bien fundamentados.
  • Estabilidad emocional.
  • Poseer estrategias adecuadas de afrontamiento y resolución de problemas.
  • Apoyo social y emocional.

¿Cómo se relaciona el suicidio con las adicciones?

La primera pregunta que deberíamos hacer es: ¿La adicción es un factor de riesgo? La respuesta es afirmativa. Las consecuencias negativas que aparecen en el estilo de vida de las adicciones a sustancias o comportamentales, orientado principalmente a evitar la abstinencia, aumenta la percepción de una vida sin sentido y hacen que el riesgo de suicidio sea elevado. Aquí algunos datos:

  • La tasa de riesgo para cometer una conducta suicida en población adicta es de 5 veces mayor que en la población general.
  • El número de sustancias consumidas conjuntamente puede ser un factor mucho más potente en la predicción de la conducta suicida que el tipo de droga consumida.
  • La asociación entre el suicidio y el consumo de sustancias es más acentuada en población adolescente, siendo más vulnerables.

En relación con la sustancia, existen diferencias:

  • Existen datos que afirman que hay una prevalencia en el consumo de cocaína en los días previos a cometer un acto suicida (entre 9-20% ).
  • El consumo de alcohol puede actuar como un desinhibidor de la conducta, aumentando la impulsividad, asociándose su abuso con conductas suicidas.
  • La mortalidad por suicidio en los opiáceos, concretamente heroína, es entre un 3% y un 35%.
  • La dependencia de sustancias que se asocia a una tasa de suicidio más elevada son las benzodiacepinas, con un riesgo 44 veces mayor que la población general.
  • En la relación entre el consumo de cannabis y la conducta suicida se tienen en cuenta diversas variables como el consumo de otras sustancias (alcohol), la presencia de algún trastorno mental, pobre ajuste social o una mayor frecuencia de problemas en la infancia.
  • El 55% de los pacientes con trastornos inducidos por estas sustancias acaban realizando intentos y conductas suicidas. Un ejemplo puede ser la abstinencia a la cocaína, que puede incrementar una depresión o ideas paranoicas, agravando el riesgo de tener pensamientos suicidas. Además, se encuentra presencia de consumo de sustancias y depresión en el 90% de las conductas suicidas.

Respecto a las adicciones comportamentales, el juego patológico conlleva a circunstancias problemáticas complejas que hacen más probables los sentimientos de desesperación y aislamiento social, presentándose ideación suicida en el 90 % de los jugadores.

Joana de Dios.

Bibliografía

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