Empieza la época de las compras navideñas y, desde hace unos años, este inicio viene marcado por una tradición americana que hemos acogido: el Black Friday.
Lo que para unas personas puede resultar un desahogo económico, puesto que en este día los productos están muy rebajados, para otras puede fomentar sin duda alguna su adicción. Adicción ya presente sin necesidad de que sea Navidad o rebajas, pero que es una excusa perfecta que pueden utilizar para justificar sus compras.
La adicción a las compras, también llamado trastorno de compras compulsivas, consiste en un impulso irrefrenable de adquirir de forma repetida objetos innecesarios, incluso a un elevado precio.
Según un informe europeo, se estima que esta adicción tiene una prevalencia de un 1,1% a un 5,9% en la población general, siendo bastante más frecuente en mujeres (80%).
¿Cómo se manifiesta este trastorno?
- Es un deseo irrefrenable de comprar, acompañado de una gran tensión interna, que sólo se alivia con la adquisición de objetos, en la mayoría de los casos innecesarios o repetitivos.
- La tensión puede durar horas y se alivia inmediatamente después de la compra, surgiendo un sentimiento de bienestar al que le siguen unos sentimientos de culpa, de frustración y de enfado al considerar lo inútil de la compra y la vergüenza por no haber sido capaz de contenerse.
- Esconden su compra o mienten acerca de ello para evitar conflictos con la familia.
- Conforme progresa el trastorno, suele deteriorarse más la relación con el entorno familiar y laboral.
- Problemas económicos derivados de las compras que pueden llegar a ser graves.
¿Qué causa esta adicción?
- Hay diversas teorías que implican a la baja autoestima, la ansiedad y la necesidad de disminuir el estrés como posibles causas.
- Una personalidad impulsiva podría ser también un factor influyente.
- También se asocia con el trastorno del control de impulsos.
¿Cómo detectar si se está en situación de alarma?
- Si al estar triste, deprimido o enfadado lo único que le calma es ir de compras.
- Si frecuentemente compra cosas poco útiles y después se arrepiente.
- Si tiene muchos artículos sin usar e inservibles.
- Si se precipita a la hora de comprar por no controlar sus impulsos.
- Si el entorno familiar o social critica esos actos.
- Si se siente insatisfecho cuando piensa en casa sobre los objetos comprados.
- Si se le va el dinero sin que se dé cuenta y se siente irritado por ello.
- Si no para hasta comprar algo que le gusta.
- Si compra productos “milagro” que sabe que son inútiles.
- Si se sorprende de la cantidad e importe de las compras realizadas al ver su cuenta.
- Si el tiempo libre lo dedica a visitar centros comerciales e ir de tienda en tienda.
Va a ser muy importante tener en cuenta estas señales de alarma puesto que vivimos en una sociedad marcada por la publicidad y el consumismo, hecho que camufla la verdadera problemática de este trastorno.